miércoles, 16 de mayo de 2012

Descripción y dialogo


Aquella cuesta parecía interminable, había decido pasear por el pueblo mientras esperaba la llegada de unos antiguos compañeros. Andaba ya casi sin resuello, cuando el móvil sonó. Antes de cogerlo respiré hondo y contesté casi con un suspiro:

-¿Si? ¿Quién es? (salía número oculto en mi pantalla)

- Paco, soy Román. Acabo de llegar a Madrid y me gustaría verte. Te noto fatigado

- Román, ¡que alegría oírte! –contesté como pude. - Estoy fuera de la capital, en mitad de una empinada cuesta a la que bien le va el nombre que tiene, Calle Ruedajarros. Aquí no sólo ruedan los jarros, sino todo lo que se te caiga.

-Pero, ¿dónde te has ido? – preguntó mi amigo Román.

- Estoy en un pequeño pueblo a las afueras de Madrid, todavía conserva algunas de las antiguas casas que se mezclan con otras más modernas, pero que mantienen su antigua estética. Alrededor han ido construyendo numerosas urbanizaciones de pisos y chalets. Pero se sigue notando el ambiente típico de un pueblo.

- Vaya, parece bonito.

- Si, es muy bonito. Lleno de calles estrechas, algunas de ellas peatonales, la plaza del pueblo con una fuente en el centro y en un lado la iglesia, Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVI. Cruzando la calle, el Ayuntamiento. Bajando llegas a un parque longitudinal donde se pueden ver entre otras, las fuentes de las Gotas y la del Burro, donde ahora mismo he parado para descansar un poco y refrescarme.

- Si descansa, que casi no puedes hablar –dijo mi amigo- lo cual era del todo cierto, tanta cuesta me había dejado agotado. Curiosamente había llegado allí bajando la calle de Cantarranas, según me enteré después debía su nombre a una antigua colonia de ranas, que con su croar acompañaban las noches de verano.

- Román, estoy pensando que te podías venir aquí, a comer con nosotros. He quedado con nuestros antiguos compañeros. Desde la carretera de Burgos vas a poder ver el sitio, pues desde lejos parece una uve. En el centro, el casco principal de la población y a sus lados las nuevas construcciones. Rodeado todo por campos que todavía hoy se siembran y cerca el río Jarama. Te va a gustar.

- Ahora mismo voy para allá. Dime, ¿Cómo se llama ese bonito sitio?

- Algete, se llama Algete.


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