sábado, 31 de marzo de 2012

El indio Aravind Adiga gana el Man Booker con su primera novela

Adiga, de 33 años, narra en su libro la vida de un conductor de "rickshaw" en la India, que se debate entre ser un hijo leal y su deseo de prosperar en la vida.

Al anunciar el ganador esta noche, en una ceremonia en Londres, el presidente del jurado, el ex ministro conservador Michael Portillo, dijo que lo que destaca a "The White Tiger" es su originalidad reflejando "el lado oscuro de la India".

En ediciones pasadas, el galardón, dotado con 50.000 libras (64.000 euros ó 87.181 dólares), ha ido a parar a escritores tan conocidos como el surafricano J.M. Coetzee (Premio Nobel de Literatura en el 2003), el anglo-indio Salman Rushdie y la canadiense Margaret Atwood.

Adiga es el segundo ganador más joven del premio, después de Ben Okri, que se hizo con el Man Booker en 1991, con 32 años.

Antes que él, otros escritores como otros debutantes han ganado el Booker, como Arundhati Roi, que lo logró en 1997 por "El dios de las pequeñas cosas".

Adiga es el cuarto escritor nacido en India que obtiene el premio, tras la citada Roi, Salman Rushdie y Kiran Desai, mientras que un quinto ganador, VS Naipaul, tenía ancestros indios.

El joven escritor indio se impuso así a los otros cinco finalistas, el australiano Steve Toltz, por "A Fraction of the Whole"; el irlandés Sebastian Barry, por "The Secret Scripture"; el indio Amitav Ghosh, por "Sea of Poppies"; la inglesa Linda Grant, por "The Clothes on Their Backs", y el inglés Philip Hensher, por "The Northern Clemency".

Cada uno de los finalistas al Man Booker, que el año pasado fue concedido a "The Gathering", de Anne Enright, recibe 2.500 libras (3.200 euros ó 4.359 dólares).

Según Amazon.co.uk, los seis finalistas se han beneficiado de aumentos en las ventas del 700 por ciento tras el lanzamiento de la "shortlist" el pasado mes.

El escritor Roberto Saviano dejará Italia ante las amenazas de la mafia

Roma.- Después de haberse negado varias veces a dejar su país, el escritor italiano Roberto Saviano, autor de "Gomorra", libro que desentraña las actividades ilegales de la Camorra, abandonará Italia ante las amenazas de muerte que ha recibido por parte de la mafia.

"Me iré de Italia, al menos por un periodo de tiempo, y después se verá", confiesa el joven autor napolitano en una entrevista que publica hoy el diario italiano "La Repubblica" y en la que habla de sus ganas de llevar una vida normal, algo que actualmente no puede hacer.

"Quiero pasear, tomar el sol, caminar bajo la lluvia, quedar con mi madre sin miedo y sin que ella esté asustada. Quiero tener cerca a mis amigos y poder reír y no tener que hablar de mí, siempre de mí como si fuera un enfermo terminal", apunta.

Desde que se publicó "Gomorra" en mayo de 2006, Saviano se ha convertido en uno de los escritores más populares de Italia y en objetivo de las amenazas de la mafia, que juró "vendetta" (venganza).

Por ello, el entonces ministro del Interior, Giuliano Amato, puso escolta al escritor y le instó a abandonar Nápoles y a su familia para siempre, algo, esto último, a lo que el autor se había negado hasta el momento.

Saviano anuncia ahora la decisión de irse después de que la prensa italiana desvelara este martes que los Casalesi tenían previsto acabar con su vida y la de su escolta con un atentado espectacular antes de Navidad de este mismo año.

"He pensado en todo este tiempo que ceder a la tentación de echarme atrás no era una buena idea, que no era, sobre todo, inteligente. Creía que era bastante estúpido -además de indecente- renunciar a mí mismo, dejarme dominar por los hombres de la nada", comenta el escritor.

"En este momento -añade- no veo ninguna razón para obstinarme a vivir de esta manera, como prisionero de mí mismo, de mi libro y de mi éxito. Quiero una vida. Quiero una casa".

La decisión de Saviano llega además después de darse cuenta de que ahora es "peor hombre" por culpa del revuelo y las amenazas que ha traído la publicación de un libro en el que habla particularmente de los Casalesi, el clan más potente y despiadado de la mafia napolitana.

"Nunca miraba atrás. Hoy sí miro sobre mis hombros, veo ruinas y un tiempo irremediablemente perdido que no puedo recuperar sino intentar reconstruir a base de no vivir como un fugitivo, como hago ahora", explica Saviano.

"En cautividad, vigilado por la Policía, recluido en una celda, debe vivir 'Sandokan', Francesco Schiavone, el jefe de los Casalesi. Se lo ha merecido por la violencia, el veneno y la muerte con la que ha regado la Campania", agrega.

Fernández asegura que "dialogamos porque somos limitados e incompletos"

El autor realiza a través de las 239 páginas de "Vivir y convivir. Cuatro aprendizajes básicos", una búsqueda de "lo humano para encontrarnos en lo universal", un volumen al que ha dado forma durante siete meses y en el que ha plasmado el resultado de años de experiencia en observación de conflictos, ante los que ofrece el diálogo y la ética como solución.

En este libro abandona la temática del anterior "Ser humano en los conflictos", en el que se centraba en el estudio de los conflictos, aunque en su quehacer diario sigue pendiente de uno que le ha traído durante años de cabeza, el conflicto vasco, y sobre el que sigue estudiando y analizando desde su centro de estudios por la paz en Aránzazu.

Pregunta: En el libro habla de cuatro aprendizajes básicos para vivir y convivir, ¿son válidos para todas las personas?

Jonan Fernández: Hay cuatro puntos comunes a todos los seres humanos que representan lo más específicamente humano, que son la limitación de la condición humana, el sentido del agradecimiento, la escucha de la conciencia y la dignidad humana. Los cuatro puntos presentados como aprendizaje a lo largo de una vida nos ofrecen material muy valioso para vivir, convivir y educar mejor.

Pregunta: ¿Y se reducen sólo a cuatro aprendizajes?

J.F.: La vida está llena de aprendizajes y he destacado esos cuatro porque me parece que juegan el papel de cimientos, es decir, que si una persona se centra en estos cuatro aprendizajes a partir de ahí desarrollará muchos otros. Así que no son los únicos pero sí los más básicos.

Pregunta: ¿Se deja alguna vez de aprender? ¿Tienen fin estos aprendizajes?

J.F.: No, es algo que se insiste en el libro, porque no son aprendizajes que se aprenden una vez para siempre, sino que son para estar siempre aprendiendo. Somos limitados desde que nacemos hasta que morimos, y a nuestro alrededor hay realidades que nos superan.

Pregunta: En su libro habla del sentido de la vida. ¿Cuál es?

J.F.: Es una búsqueda a lo largo de toda la vida, cada uno tiene que encontrar donde quiere fundamentar la vida. En este momento vivimos en un mundo en el que la búsqueda del sentido de la vida y la felicidad está totalmente centrada en los valores más materiales, consumistas e individualistas. Yo creo que el sentido de la vida está en los valores más inmateriales y espirituales, como la solidaridad, el amor, la amistad, algo que hoy en día está marginado. Por eso los aprendizajes que plantea el libro están orientados a reforzar la dimensión espiritual, no entendiendo espiritual como religioso, sino como una dimensión del ser humano.

Pregunta: ¿Consigue su libro hacer reflexionar sobre todos estos principios?

J.F.: El libro invita a una experiencia, no a una reflexión intelectual, aunque también lo hace. Pero principalmente invita a una experiencia, para ver si lo que se dice tiene sentido o no, no basta con hacer una reflexión teórica o intelectual. Lo que plantea el libro tiene que vivirse.

Pregunta: ¿Qué otros objetivos persigue el libro?

J.F.: Persigue compartir lo que yo he podido aprender en lo que tiene que ver con orientarse en el sentido de la vida, convivir mejor y educar mejor. El libro aporta sugerencias en esas tres direcciones.

Pregunta: Desde hace dos años es director de Baketi, un centro de estudios por la paz. Antes de que se construyese, afirmó que quería crear un centro "laico, aconfesional, autónomo y plural en el santuario de Aránzazu (Guipúzcoa), amparado por la comunidad franciscana". ¿Lo ha conseguido?

J.F.: Sí, es un centro que surgió por impulso de los monjes franciscanos de Aránzazu, pero que aunque haya sido impulsado por ellos, incluye la idea de ser un centro laico, abierto a creyentes y no creyentes y a todo tipo de sensibilidades e interconfesional.

Pregunta: ¿En qué sentido están trabajando en Baketi?

J.F.: Ofrecemos cursos para aprender a manejar conflictos. Hemos trabajado con escuelas, y con más de 6.000 niños entre 8 y 12 años en un trabajo de prevención del bullying y el racismo.Pregunta: Antes de comenzar con este centro, fundó con otras veinte personas Elkarri, ¿cuál era su labor?J.F.: Era un movimiento que trabajaba por la paz y el diálogo en el conflicto vasco. Estuve trece años al frente del movimiento, que nació en el año 1992 y se disolvió en el 2006.

Pregunta: ¿Por qué?

J.F.: Consideramos que había concluido una etapa, que era la de hacer presente en la sociedad la conciencia a favor del diálogo, de la no violencia, del acuerdo. En este sentido consideró cumplida su misión y se disolvió.

Pregunta: ¿Cuáles fueron las herramientas que utilizaron para lograr su objetivo?

J.F.: Mucho trabajo, acción a favor de la idea del diálogo con muchos ejemplos, con movilizaciones sociales, participación ciudadana y mucho diálogo con todas las fuerzas políticas.

Pregunta: Y ahora, ¿sería necesario retomar Elkarri?

J.F.: La sociedad está muy fortalecida en cuanto al diálogo, el problema es que en el mundo de la política no se logran los resultados que todos desearíamos, pero en lo que tiene que ver con la conciencia social, creo que la idea del diálogo es fuerte y consolidada. Tenemos una sociedad que vive cada vez de manera más moderna, civilizada y avanzada en ese sentido, y tiene que seguir tirando del carro y empujando a favor del diálogo.

Pregunta: ¿No se encuentra atascado el diálogo en el conflicto vasco?

J.F.: Hay una situación anacrónica, la sociedad está viviendo por delante de la situación del conflicto en su vida cotidiana, y la versión actual del conflicto es una especie de mezcla de violencia y crispación, se ha convertido en un anacronismo incompatible con la vida cotidiana de la gente, y este contrasentido es determinante. La versión del conflicto vasco como violencia y crispación está en su fase final, aunque hay que debatir que tipo de final se quiere para esta versión del conflicto vasco. Ahora hay que ver si será un final ordenado o desordenado. En Irlanda se ha articulado un final ordenado, y yo creo que lo mejor en un conflicto de estas características es que se articule un final ordenado.

Pregunta: ¿Cómo sería ese final ordenado?

J.F.: Un final en el que la desaparición de la violencia, y los acuerdos para articular la convivencia de manera normal y civilizada estuvieran basados en el diálogo.

Pregunta: ¿Tan importante es el diálogo?

J.F.: Dialogamos porque sabemos que nuestras perspectivas son siempre incompletas y somos limitados, es una manera de completar esa perspectiva limitada. Yo creo que el diálogo es fundamental para la sociedad, el ser humano y el futuro, y sin soluciones dialogadas lo que tenemos son arreglos probablemente parciales que suelen tener consecuencias no deseables.

Pregunta: También incluye el ingrediente de la ética en la solución de conflictos.

J.F.: Muchas veces creemos que para resolver los conflictos lo que hace falta es una buena metodología, y eso es verdad pero insuficiente, porque es importante un fundamento y una base ética.

Pregunta: ¿No es todo esto algo utópico?

J.F.: Puede que sea utópico, pero yo prefiero preguntarme primero qué es lo mejor para el futuro, la convivencia y la reconciliación. Y creo que sin duda lo mejor es ese final ordenado.

La Reina desvela claves de su "oficio" en el libro "Doña Sofía"

Carmen Enríquez y Emilio Oliva, que se han ocupado de la información de la Casa Real durante 17 y 8 años, para TVE y la Agencia EFE, respectivamente, han escrito "Doña Sofía. La Reina habla de su vida" (Aguilar), un recorrido por su vida guiado por ella misma y en el que los que mejor la conocen y trabajan a su lado aportan información inédita, "a la americana".

El libro, en el que Enríquez y Oliva comenzaron a trabajar hace siete meses, pasó su "rubicón" cuando la Casa Real les comunicó a mediados de mayo que la Reina les concedía la entrevista que habían solicitado y para la que se prepararon alrededor de cien preguntas porque no sabían entonces ni de cuánto tiempo disponían ni, sobre todo, de su disposición a responder.

La sorpresa fue que Doña Sofía les contestó "con naturalidad, abierta y llanamente" a todo lo que le preguntaron, cuentan a Efe los autores, quienes, cuando consumieron todo el tiempo que les podía dedicar, escucharon "encantados" que accedía a una segunda ronda para otra tanda de cuestiones.

A solas con ellos, la Reina estuvo "cómoda" y habló con libertad de todo, desde su trayectoria vital, dueña de una vida "feliz y plena"; a su llegada a España, "años duros y difíciles pero a la vez fascinantes"; pasando por el golpe del 23-F, "dile al Rey -le dice ella a Sabino Fernández-Campo- que ordene a Tejero que se vaya"; las críticas al matrimonio del Príncipe, "esas cosas se superan"; o por su inédita faceta como alumna de "formación continua".

Sus respuestas entreveran este libro "especial" sobre la hija del Rey griego que se casó muy enamorada "con el hijo de los Barcelona" y que tras 46 años en España al lado del que luego se convertiría en el Monarca de los españoles tiene la certeza de que la Historia hablará "muy bien" de él.

De ella espera que se reconozca que ha podido ser "de alguna utilidad". "Es lo que quiero, ser útil. Y, por lo demás, que digan lo que quieran...", afirma Su Majestad, "una gran desconocida" por voluntad propia sobre la que prácticamente todo el mundo tiene opinión, según Enríquez y Oliva.

"Hay etapas en las que la Reina, de puro discreta que es, no aparece. El protagonista es el Rey y ella a su lado. Parecería que no tenía vida propia. Queríamos sumergirnos en su vida, descubrir dónde estaba en esos años y contribuir a que su personalidad fuera mejor conocida", explican.

Por eso, quizá, les ha deslumbrado saber que la Reina lleva 30 años asistiendo en el Instituto de España a seminarios de "formación continua", sobre los asuntos más variados.

Doña Sofía, que ha hojeado el libro y les ha dado las gracias por su trabajo, no se identifica en absoluto con su imagen de "profesional" porque dice que eso es "como estar a sueldo, como si pudiera dejar el trabajo", pero que ella sigue siendo Reina "en todo momento". Es el suyo, más bien, un desempeño para el que se requiere "oficio".

Más de hechos que de palabras; una idealista empeñada en hacer realidad las ideas en las que cree, la gran mayoría en el reino de la utopía; "discutidora" y "tozuda", son algunas de las definiciones que sus conocedores creen que le cuadran.